martes, 20 de diciembre de 2011

PROYECTO HUELLA DE CARBONO

CÁLCULO, VERIFICACIÓN DE LA HUELLA DE CARBONO EN LA RAZA OVINA LOJEÑA E INCLUSION EN ETIQUETA DE PRODUCTO BAJO EN EMISIONES DE CARBONO.

RESUMEN

Se propone una metodología para el cálculo de huella de carbono en productos hortofrutícolas, basada en el estudio del Análisis de ciclo de vida de productos según ISO 14040 e ISO 14044, y partiendo del análisis anterior el cálculo de la huella de carbono, según los estándares PAS 2050, PAS 2060, ISO 14064 e ISO 14067, incluyéndose los resultados en una “etiqueta de producto baja en carbono”  marca registrada oficialmente, (y publicada en el BOPI, boletín oficial de la propiedad industrial de 13/10/2011), siendo uno de los proyectos pioneros en España, ya que se calculara y verificara por una entidad independiente.

Los resultados obtenidos verificados permiten a los productores mejorar el conocimiento de sus procesos no sólo desde un punto de vista medioambiental, sino también en términos de eficiencia energética y consecuentemente, de rentabilidad económica.

El mensaje que estos productores pueden transmitir a la sociedad es que se han calculado las emisiones asociadas a sus productos y que su compromiso es reducirlas.

Creemos que puede ser de especial interés para los ganaderos de su asociación, y las empresas proveedoras

– clientes actuales y futuras, para obtener diferenciación  “ecológica” de su producto respecto al resto del mercado.

En estos países sea por ley, o por iniciativa privada, ya se encuentran en el mercado de cara al consumidor iniciativas de etiquetado como la que se propone, no debiendo el sector quedar rezagado respecto sus competidores europeos y/o extranjeros.

INTRODUCCIÓN

Los consumidores finales son cada vez más conscientes del impacto medioambiental de los productos. Esto se refleja en sus decisiones de compra, de forma que cada vez se tiene más en cuenta el rendimiento medioambiental de los productos.

Por otra parte, el desempeño ambiental se está convirtiendo en un importante impulsor de valor de marcas de productos, además de una fuente importante de legislación y normativa ambiental que abandona paulatinamente los esquemas punitivos a la producción para decantarse por opciones de influencia positiva sobre el mercado.

Como resultado de este proceso, los minoristas y proveedores de primer nivel han respondido mediante el fomento de sus proveedores para mejorar el impacto medioambiental de sus productos.

Esto se ha llevado a cabo principalmente mediante el establecimiento de contabilidad de la huella de carbono (así como, en menor medida la declaración ambiental de productos y el cálculo de huella ecológica) y los requisitos de información para los proveedores de modo que en los productos se tiene por parte del mercado, cada vez más en cuenta la huella de carbono de los procesos de compra, proceso de elaboración, productos o ingredientes de contenido en la selección de productos, evaluación de proveedores y otros aspectos de la cadena de suministro, como parte de los procesos de adquisición.

En apoyo de las tendencias del mercado descritas anteriormente, también ha habido un aumento de la regulación gubernamental y los incentivos financieros para la mejora del comportamiento ambiental de productos y procesos.

La lucha contra el cambio climático liderada por Naciones Unidas y por la Unión Europea y España como Estado Miembro ha sido en los últimos años un elemento clave en el aspecto medioambiental de los productos.

Por consiguiente la comprensión de la cantidad de gases de efecto invernadero emitida es un aspecto capital a tener en cuenta a lo largo del ciclo de vida del producto.

Además de los aspectos extrínsecos a la gestión ambiental por razones de satisfacción del consumidor y sus inquietudes en la búsqueda de una diferenciación positiva, existen motivos intrínsecos al propio productor que hacen que este tipo de herramientas tengan gran interés ya que el análisis de ciclo de vida (ACV) y su aplicación específica al cálculo de una huella ecológica es esencial a fin de identificar oportunidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar el desempeño ambiental de una cadena de suministro (de la cuna a la tumba) y, por tanto, de sus productos (por ejemplo, teniendo en cuenta en estas decisiones relacionadas con el diseño de productos y la selección de proveedores, materiales, transporte, procesos de fabricación, etc.)

Además, es necesario demostrar la responsabilidad corporativa y de producto y satisfacer las necesidades de información con respecto a la huella de carbono de un producto.
 
Como resultado de todos estos aspectos coyunturales, la metodología y la capacidad y habilidad para calcular, reducir y comunicar la huella de carbono de los productos se está convirtiendo en un aspecto importante para el éxito de los productos en el mercado y, muy particularmente para aquéllos que proceden de agricultura ecológica y que, en consecuencia buscan una diferenciación por la calidad de todo el proceso de obtención.




¿QUE ES LA HUELLA DE CARBONO?

El cambio climático, provocado por la emisión de Gases de Efecto Invernadero (en adelante GEI) y en especial del CO2, es el azote de nuestro tiempo y existen evidencias considerables de que la mayor parte del calentamiento global ha sido causado por las actividades humanas. Hoy día, casi todas las actividades que realizamos (movilidad, alimentación, etc) y bienes que poseemos y utilizamos (bienes de consumo, hogar, etc) implican consumir energía, lo que significa contribuir a las emisiones a la atmósfera.
Bajo este prisma, la HUELLA DE CARBONO, representa una medida para la contribución de las organizaciones a ser entidades socialmente responsables y un elemento más de concienciación para la asunción entre los ciudadanos de prácticas más sostenibles.
Con esta iniciativa se pretende cuantificar la cantidad de emisiones de GEI, medidas en emisiones de CO2 equivalente, que son liberadas a la atmósfera debido a nuestras actividades cotidianas o a la comercialización de un producto. Este análisis abarca todas las actividades de su ciclo de vida (desde la adquisición de las materias primas hasta su gestión como residuo) permitiendo a los consumidores decidir qué alimentos comprar en base a la contaminación generada como resultado de los procesos por los que ha pasado.
La medición de la huella de carbono de un producto crea verdaderos beneficios para las organizaciones. La huella de carbono identifica las fuentes de emisiones de GEI de un producto. Esto por lo tanto permite definir mejores objetivos, políticas de reducción de emisiones más efectivas e iniciativas de ahorros de costo mejor dirigidas, todo ello consecuencia de un mejor conocimiento de los puntos críticos para la reducción de emisiones, que pueden o no pueden ser de responsabilidad directa de la organización.